lunes, 22 de abril de 2013

CEREZO EN FLOR. VALLE DEL JERTE.

Con la excusa de que la primavera comenzó hace unas semanas me he propuesto hacer una visita rápida a una zona donde la llegada de esta estación se recibe con la aparición de un manto blanco de flores que cubren gran parte del valle.

Estoy hablando del Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres, donde el cultivo del cerezo y la recolección de la cereza es el denominador común de la comarca.

Gracias a la página oficial de turismo http://www.turismovalledeljerte.com/, he estado informándome del mejor momento para ir a visitar esta zona y contemplar la floración.

En esta oportunidad la ruta la hago yo solo, como elegí un día entre semana, fue más complicado encontrar compañía.

El recorrido lo fui decidiendo sobre la marcha, el resultado final fue este:



Miro al cielo y no se ve ni una nube, las temperaturas serán altas, hace cuatro días iba como una cebolla sobre la moto y hoy salgo con chaqueta y guantes de verano, no sabe uno que ponerse.

Comienzo mi ruta en dirección a El Escorial, el famoso Monasterio me saluda y desea buen viaje.


Unas pocas curvas después hago la primera parada en el Pto. de la Cruz Verde para tomarme un café.


Pensaba que estaría vacío pero veo que hay más moteros con ganas de tomarse un café sentados en la terraza, aprovechando el día tan bonito que hace.

Después del café sigo en dirección a Avila, a un ritmo relajado, sin encontrarme circulación en la carretera, no hay ni punto de comparación entre circular por estos lugares un fin de semana o hacerlo un día de diario.

En Avila otra parada contemplativa desde Los Cuatro Postes.


Aquí tuve que aprovechar un momento de calma entre los muchos autobuses de chinos que llegaban, desembarcaban a sus ocupantes, fusilaban con fotos la panorámica y se volvían a subir a los autobuses, todo esto entre carreras y prisas, parece que esta gente pierde su paz interior cuando vienen de vacaciones aquí, o puede que ese día todavía les quedara por visitar Segovia, Salamanca, Toledo y Madrid.


Vuelvo al relax de la moto circulando por la N-110, recorro largas rectas que en principio me aburren pero que poco a poco me van acercando a las montañas de la Sierra de Gredos que todavía conservan nieve.

Llego a un pueblo emblemático en la zona: el Barco de Avila.

Parece que este nombre tan curioso viene del barco que hace tiempo se necesitaba para cruzar el río Tormes de una orilla a otra.

Subo a su altanero castillo, el Castillo de Valdecorneja.


Sin utilidad militar en estos tiempos, sirve de emplazamiento para que varias parejas de cigüeñas fabriquen sus nidos en las almenas.


El puente romano aguanta estoico la gran cantidad de caudal que lleva el río Tormes.


Poco me queda para coronar el Pto. de Tornavacas, límite provincial entre Avila y Cáceres, y que también hace las veces de puerta de entrada al Valle del Jerte.


Desde estas alturas tengo unas vistas preciosas de todo el valle y facilmente se aprecia el famoso color blanquecino con el que se tiñen las laderas de la montaña cuando el cerezo está en plena floración.



Comienzo el descenso de esta revirada carretera


Desde cerca se aprecian mejor los detalles




Gracias al río Jerte, del que toma nombre el valle, el agua está asegurada, y este año, gracias a las muchas lluvias y el próximo deshielo, será muy abundante.


Hay momentos en que la nieve de la sierra se confunde con las copas de los cerezos que también parecen cubiertos de nieve.


Sigo mi camino por el valle hasta cruzar el puente de Cabezuela del Valle en el que un semáforo, reparte el paso de vehículos sobre el puente, entre ambos sentidos de circulación.


Bonitas vistas tienen los vecinos de este pueblo con el río Jerte a sus pies.


Me desvío de la carretera nacional para tomar un camino alternativo pero muy recomendable, las señales que hay que seguir indican El Rebollar.


La carretera sube por el margen derecho del valle ofreciéndome unas bonitas vistas.


Y las paradas se suceden casi después de cada curva.


Imaginaros la escena: para la moto, quítate los guantes, saca la cámara, haz la foto, guarda la cámara, ponte los guantes, arranca la moto... y volvemos a empezar otra vez.


Cruzo el pueblo de El Rebollar y sigo hasta el siguiente pueblo que es El Tormo, de aquí en adelante la carretera cambia radicalmente, están en obras, reasfaltando, y lo hacen entre semana para no perjudicar a los visitantes de fin de semana.

Pues a mi me tocó estar parado a pleno sol un buen rato mientras el " astuto operario" se había agenciado la sombra de un árbol y nos tenía inmovilizados a todos.


Por culpa del alquitrán caliente que utilizan para reasfaltar la carretera, los bajos de la moto se pusieron que daba pena mirarlos. Menos mal que el remedio "de la abuela" funciona: algodón y aceite de cocina, mano de santo oye!!.

El recorrido alternativo me vuelve a dejar en la Nacional, y yo, que no quiero seguir más por ella, cojo otro desvío que indica "Piornal".

Perdido entre los cerezos.


La carretera, de perfecto asfalto, empieza a subir pero esta vez por el otro margen del valle, siempre rodeado de cerezos como no podía ser menos.


Coronando el Pto. del Piornal la carretera baja hacia Garganta de la Olla, he abandonado el valle del Jerte y entro en La Vera.

La carretera empeora sensiblemente: baches, gravilla, baches, esta es la tónica, pero también tiene momentos de gratas sorpresas.


Me pierdo entre las callejuelas de Garganta de la Olla, en varios momentos pienso que me he metido en un callejón sin salida y no voy a ser capaz de dar la vuelta al "Barco de moto" que llevo entre las manos.

Consigo finalmente salir del pueblo y empezar la vuelta a casa por la EX- 203, carretera de la Vera, haciendo otra parada más, frente al enorme monumento a Carlos V que han colocado en Cuacos de Yuste.


No voy a repetir lo gratificante que es conducir por la zona de la Vera, especialmente con una moto, pues hace poco estuvimos Antonio y yo por esta zona, lo que no descubrimos fue un bar motero que hay en Losar de la Vera.
Hice caso del mensaje que se puede leer en el toldo y me quite parte del calor que llevaba encima.


Ultima parada de habituallamiento cerca de casa, no la tenía prevista pero el culo me mandaba señales claras de que parara o se iba a cabrear mucho conmigo.
En el bar "El Puerto" cerca de la presa de San Juan.


Un refresco y unos mejillones en vinagreta me dejaron casi nuevo.


Y hasta aquí mi personal visita al Valle del Jerte en plena floración del cerezo, disfruté tanto de las vistas como de la carretera, la moto se quedó algo cansada de la paliza que se llevó, pero pronto volverá a dar guerra.

Hasta la próxima.


miércoles, 10 de abril de 2013

RUTA A GUADALUPE.

Después de una interminable sucesión de días en los que la lluvia estaba asegurada, por fin, tenemos un día de calma para curar nuestro síndrome de abstinencia motera.

Para ello cuento otra vez con Antonio, que no se pierde una, dispuesto a preparar una ruta que nos ocupe toda la jornada y volvamos a casa sin la raya del culo, perdida por el camino de tanto montar en moto.

Salgo de casa con los parciales "a cero", comprobando en propias carnes que a cambio de no tener previsión de lluvia para hoy, el frío nos acompañará en nuestro paseo, el termómetro se queda en 5ºC.

A las 10 de la mañana estamos preparados y Antonio da las órdenes oportunas a su GPS para que nos guíe por la ruta que ha preparado.


Vamos a dirigir nuestro camino hacia el suroeste, concretamente hacia tres zonas moteras que nadie debería perderse, además tienen un nombre precioso: Ibores-Villuerca y Jara.

Esta es la ruta sobre el mapa.


Antonio me advierte que la ruta tiene más de medio millar de kilómetros, dicho así parecen muchos pero...¿quien dijo miedo?.

Salimos de Madrid rápidos por la M-501 y hasta Navas del Rey no empezamos a trazar curvas, luego sin abandonar la 501, podemos ver lo verdes que están los campos y no nos extraña con la cantidad de agua que llevan encima.

Pasamos a la provincia de Avila, circulando por el Valle del Tietar, a nuestra derecha vigilándonos, la Sierra de Gredos, con toda la franja superior de su cordillera cubierta por un manto blanco de nieve.


Antes de entrar en la provincia de Cáceres, desviamos nuestro camino hacia el sur, llegamos por una carretera estrecha pero de buen asfalto hasta el Embalse de Rosarito y justo en la presa del embalse hacemos una parada para estirar las piernas.


Como no podía ser de otro modo, el embalse está a reventar y está desembalsando agua.



Disfrutamos de las vistas que tenemos desde aquí.


Continuamos nuestra ruta, estamos cerca de Navalmoral de la Mata que cruzaremos sin detenernos, para entrar en la Ruta por los Ibores.


Mientras Antonio se escapa enroscando el puño derecho, yo me paro en las ruinas de una iglesia que han "ocupado" las cigüeñas para plantar sus nidos.


Paramos en otro embalse repleto de agua, es el Embalse de Valdecañas.


Junto al embalse se pueden ver las ruinas romanas de Talavera la Vieja.


Una vez comprobado que vamos por el camino correcto, nos adentramos en la sierra, rodeados de alcornoques y encinas.


Por esta carretera, la EX-118, que tiene todo lo que debe tener para recomendar su visita, y más si vamos en moto.



Poco antes de llegar a nuestro destino, hacemos otra parada para contemplar las vistas panorámicas desde el mirador.



Ya en el pueblo y con las motos aparcadas, nos sentamos en una de las muchas terrazas de la Plaza Mayor de Guadalupe para tomarnos unas cervecitas por lo bien que lo hemos hecho.


¡Que bien nos sentaron estas cervezas fresquitas!


A nuestro lado, el Real Monasterio de Santa Maria de Guadalupe.


En su interior se guarda la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura.

Tenemos que reponer fuerzas pues nos queda todavía el regreso a casa que no va a ser corto, a Antonio le han recomendado que no nos podemos ir de aquí sin probar las Morcillas de la Puebla y nos pedimos una ración para empezar el picoteo.


Antes de terminar con este plato (del que no quedo ni rastro) se nos habían pasado las ganas de pedir más cosas.

Para bajar un poco tanta morcilla, nos dimos un paseo por las tiendas de los alrededores.


Hay gente que compra imanes, dedales, postales, Antonio se llevó de "recuerdo" unas morcillitas.


Rincones curiosos.


También hay sitio para los golosos/as.


Terminamos nuestro paseo y nos despedimos de Guadalupe hasta la próxima visita, dejando atrás su imponente viaducto.



Muy buenas carreteras para disfrutar mucho de la moto en esta primera zona de las Villuercas.


Practicando sin descanso el arte de la trazada por un asfalto impecable.


Llegamos al mirador del Estrecho de la Peña Amarilla.


Y tenemos que parar para contemplar sus vistas.



Nos lo pasamos en grande por estas carreteras, además estuvimos solos todo el camino.


Después de perder la cuenta de las curvas que llevábamos hechas, entramos en la provincia de Toledo y la zona de la Jara.


Siguiendo recomendaciones del GPS, unimos las poblaciones de La Nava de Ricomalillo con Los Navalmorales por el camino más corto....¡¡¡¡¡CRASO ERROR!!!!!!

Si apreciáis vuestra moto o no sois amantes del motocross os recomiendo que no toméis esta carretera.


Unos 50km de baches, parches, gravilla, agujeros negros, etc,etc.


Las fotos no hacen justicia porque está mucho peor de lo que parece. Más de una hora tardamos en sufrirla.

Cuando volvimos a la civilización, paramos en Navahermosa, en un bar motero al pie de la carretera a tomarnos un café y contar los tornillos que habíamos perdido por el camino.


Con el café en el cuerpo nada parece tan grave, por eso yo me tomo siempre uno antes de empezar a trabajar jejejeje.

En un suspiro nos plantamos en Toledo y subimos hasta el mirador para inmortalizar el momento.


Quedan pocas horas de luz, hemos aprovechado a tope el día y la dosis que nos hemos chutado hoy de moto, nos servirá para llegar "solo" hasta el próximo fin de semana en el que las ganas de volver a rutear volverán con fuerza.


Hasta la próxima.