jueves, 24 de marzo de 2016

RUTA MOTERA: "ME MOJO LOS PIES EN LA ORILLA Y ME VUELVO".


Tengo un día entero por delante para disfrutar de la moto y no se a donde ir. No es la primera vez que me pasa pero una vez que arranco la moto siempre se despejan mis dudas y termino en algún lugar a tomar por saco de mi casa.


Cuando encendí el contacto de la moto, pude ver que con la gasolina que tenía no iba a llegar muy lejos, por lo que la primera parada es a pocos kilómetros del garaje para llenar el deposito y no quedarme "tirado".



Aprovecho para sacar de la guantera las gafas de sol ya que el día está muy despejado y se agradece llevarlas puestas.



Salgo de la gasolinera con ganas de viajar y pongo rumbo a levante, buscando el sol en la cara y la brisa del mar, y mientras iba sumando kilómetros me acordaba de lo bien que había hecho en llevar puestos los guantes de invierno pues la temperatura caía en picado en la zona de las vegas del Tajuña y del Tajo llegando a ver en el termómetro los 3ºC.



Voy sin prisa y la primera hora de viaje se me hace cortísima, es un buen momento de hacer una parada para desayunar y meter algo caliente al cuerpo.




Después del desayuno ya se ve la vida de otra forma y decido abandonar la autovía y distraerme por la Carretera Nacional de toda la vida, que ya no se utiliza tanto como hace años y sigue guardando lugares dignos de hacer una parada para observarlos con atención.




Un ejemplo es el Embalse de Alarcón que tiene un aspecto estupendo por la cantidad de agua que tiene almacenada.




A pocos kilómetros del embalse no puedo dejar de visitar el pueblo de Alarcón y su bonito castillo doblemente protegido por sus murallas y por el rio Jucar.





Llega un momento en que creo que voy subido en mi montain bike y entro por un camino pedregoso para ver desde otra panorámica esta villa declarada Conjunto Histórico Artístico desde 1981.




Sigo mi ruta por una solitaria carretera, cruzando pueblos hasta llegar a otro enclave singular, el embalse de Contreras.

Veo un indicador que pone "Puerto de Contreras" y no dudo en desviarme por allí a ver que es lo que descubro.




Me encuentro con dos corzos cruzando la carretera a los que cedo el paso y ellos a cambio posan un segundo para salir en la crónica.




Una sucesión de curvas me dejan a los pies de la presa que abre y cierra el grifo para que el río Cabriel siga manteniendo su cauce.


Impresiona ver desde abajo la mole de hormigón que sujeta las aguas embalsadas.




Es la primera vez que entro en la provincia de Valencia por un "paso" tan rural como este.




Los paisajes que forman las Hoces del Cabriel merecen una excursión específica y detallada así que la dejo para una futura escapada.






Este embalse de Contreras no está tan sobrado en cantidad de agua como el de Alarcón.




Otro tirón más y me planto en la entrada al Circuito de Velocidad Ricardo Tormo de Cheste.




Desde 1999 no había vuelto aquí y seguro que mi amigo Juan recordará que vinimos a ver el Primer Gran Premio de Velocidad que se disputó en este circuito entre una lluvia torrencial que dejó los alrededores con un barrizal impresionante.




Pasé un buen rato disfrutando de un pique entre dos moteros subidos en sus pitbike, a buen seguro seguro que ellos se lo estaban pasando mucho mejor que yo en su disputa por la primera posición..




Me despido del circuito esperando que no vuelvan a pasar tantos años sin hacerle una visita como hasta ahora.





El frío de la mañana ha dejado paso a un aroma a azahar que me llena los pulmones, a campos de  naranjos cargados de fruta bien alineados al borde de la carretera, a unos agradables 19ºC que hacen que sea agobiante llevar puesta la chaqueta y el pantalón de cordura.




Y que mi viaje hacia levante no pueda seguir más allá salvo que le instale unos flotadores y un fuera borda a la moto para poder seguir más lejos.



Me merezco un buen plato combinado para reponer fuerzas antes de volver a casa.



Llegue a casa con el culo dolorido pero después de la ducha ya estaba como nuevo, esperando una próxima oportunidad en la que me pueda escapar como en esta ocasión.

Hasta pronto.