martes, 20 de agosto de 2019

VACACIONES MOTERAS "MAR Y MONTAÑA" 2019

Ha llegado el día!!!

Maletas preparadas y no hace falta empujar para que puedan cerrarse, depósito de gasolina lleno, GPS conectado con los satélites y marcando la ruta prevista, intercomunicadores enlazados, pongo el contacto de nuestra Paneuropean y pulso "el botón rojo".... comenzamos las vacaciones!!!

Hoy tenemos como objetivo llegar a la ciudad de Logroño, no habíamos estado antes y tenemos ganas de conocerla.

Esta vez no hemos madrugado porque el destino no está demasiado lejos y además, en el lugar donde hemos reservado para dormir no nos dejan entrar antes de las 14:00, así que nos lo tomamos con calma y vamos sumando kilómetros antes de parar a desayunar.


Un área de servicio típica y muy conocida en la autovía de Barcelona, siempre hay camiones aparcados y donde hay camiones aparcados.....es que se come bien.

La especialidad del Área 103 son los torreznos, pero pedir uno de estos para acompañar al café es un poco fuerte a estas horas de la mañana.


Nos conformamos con las tostadas y el café con leche que nos sentarán mejor con el estómago vacío


Hasta Soria no hay mucho que contar pues vamos por autovía a ritmo legal, comentando la buena temperatura que tenemos y que se agradece llevar puesto los chaquetones de cordura y el cuello.

A partir de Soria seguimos la N-111, mucho más entretenida y con mejores paisajes. Tenemos en nuestro camino el Puerto de Piqueras y aunque hay posibilidad de pasarlo por debajo utilizando un túnel, nosotros elegimos la opción de subir hasta lo más alto.





Aunque tenemos alguna nube en el cielo, eso no nos impide contemplar las bonitas vistas que tenemos del Parque Natural Sierra Cebollera.



Seguimos nuestra ruta por la N-111 encantados de que la carretera se meta en el valle formado por el  río Iregua.



 La carretera es muy entretenida con curvas fáciles y de buen asfalto, hay poco tráfico y vamos a un ritmo ligero y en todo momento vamos flanqueados por macizos montañosos que nos hacen parar unas cuantas veces para contemplar con más detenimiento el paisaje.



Y cuando la temperatura empezaba a subir demasiado es cuando llegamos a Logroño, el gps nos lleva casi al centro de la ciudad que es donde tenemos reservado el alojamiento, pero no podemos llegar hasta la puerta del mismo porque la calle es peatonal y hay unas cámaras dispuestas a fusilar nuestra matrícula con una foto dedicada por el ayuntamiento a un módico precio que no queremos añadir a esta crónica.

La moto la dejamos en un parking próximo que será su lugar de descanso las próximas dos noches.


Después de descargar las maletas en la habitación, nos despegamos los pantalones largos y nos quitamos los chaquetones para ponernos más cómodos y buscar un sitio donde comer pues ya va siendo hora.

 Y en la Plaza del Mercado, junto a la Concatedral de Santa María  de la Redonda nos sentamos en un restaurante de los muchos que anuncian "Menú Diario", que por cierto estaba muy bueno.



La tarde la empleamos en pasear por la ciudad, como el alojamiento era céntrico no cogimos la moto para nada, así que, con el plano en la mano empezamos a turistear por sus calles.

  

Logroño está en pleno Camino de Santiago, el paso de peregrinos, tanto a pie como en bici, es la imagen más normal en sus calles.

El Paseo del Espolón es un parque muy conocido, la estatua a caballo de Espartero está en mitad del mismo.




En otra zona del Paseo está la Concha del Espolón, un pequeño auditorio donde se hacen conciertos y actos públicos.


Y en la Rioja, tierra de buenos vinos, no puede faltar un monumento a la pisada de la uva después de la vendimia.


Cruzando el río Ebro encontramos el Puente de Piedra, símbolo de la ciudad y creado para facilitar el paso a los peregrinos. Ha sido varias veces reparado por venirse abajo tras crecidas del río


También es muy conocido el Puente de Hierro, construido en 1880 ya que el Puente de Piedra estaba inutilizado por una gran crecida del río Ebro.


Una fachada hilvanando la fama que tiene Logroño por sus bares de tapas, con su importancia en el Camino de Santiago.


Otro lugar emblemático que forma parte de la imagen de Logroño es la Iglesia Imperial de Santa María de Palacio por la "Aguja" que se levanta desde su tejado.



Y para terminar hoy nuestro paseo por Logroño encontramos la Muralla del Revellin, antiguamente la ciudad estaba amurallada y esta era una de las puertas de entrada a la misma.


Junto a la puerta de entrada está el Cubo del Revellin que era donde se encontraban los tiradores, cañones y el polvorín que guardaban esta parte de la muralla.


Y que se puede visitar de forma gratuita.


El patear la ciudad nos dejó un poco cansados y como el tiempo acompaña, nos sentamos en una de las muchas terrazas abiertas en el casco antiguo con dos jarras de Radler bien frías.


Y hasta aquí el primer día de nuestras vacaciones.

Para el segundo día, tenemos pensado recorrer una ruta que me recomendó un buen amigo y tenía en la carpeta de "pendientes" hace tiempo.

Se llama la Ruta de los Tres Valles, va dirigida especialmente a los moteros y la patrocina el mismo Gobierno de la Rioja, en internet hay mucha información. mototurismo-ruta-de-los-tres-valles

Esta es la ruta en cuestión.


Recorre los valles de tres ríos: Najerilla, Iregua y Leza, una de las cosas que más me atrajo es que anuncian 1.303 curvas y donde hay curvas hay diversión asegurada, así que nos pusimos "manos al manillar" con muchas ganas de pasar un gran día


Seguir la ruta no tiene ninguna dificultad pues en cada pueblo hay indicaciones para continuar por el buen camino, aún así, yo llevaba la ruta grabada en el móvil que por primera vez en nuestros viajes lo usaba como GPS.

Otra curiosidad de la ruta es que, en ciertos tramos, las curvas están señalizadas en el suelo con estas flechas, para tomarlas como referencia (inicio, ápice y salida) y trazar la curva "por el sitio bueno" y no llevarse ningún susto.


Nosotros hicimos la ruta en el sentido contrario a las agujas del reloj y la verdad es que hasta el pueblo de Anguiano la ruta es un poco "sosa" y solo nos entretienen estos cerdos de colores al pie de la carretera.


Pero a partir de este pueblo la carretera empieza a retorcerse de tal forma que es un "no parar".


Nos desviamos un momento de la ruta marcada para subir al Monasterio de Valvanera, donde se encuentra Nuestra Señora de Valvanera, patrona de La Rioja.



La subida al monasterio vale la pena entre otras cosas por las vistas que tiene.





Aún nos quedan muchas curvas por recorrer así que seguimos nuestro camino. En esta foto se puede apreciar las "flechas" que indican la mejor trazada.


Estamos metidos en el valle del río Najerilla



Asfalto perfecto, el cielo despejado, temperatura agradable


Creo que no se puede pedir más.



Y en este desenfreno de curvas y paisajes hacemos una parada para estirar las piernas y tomarnos algo fresquito.


Dicen que una imagen vale más que mil palabras y nuestras caras lo reflejan todo.


Como decía, los carteles informativos no faltan en toda la ruta.


Cuando en un bar de carretera encontramos motos aparcadas en la puerta....


... o grupos de ciclistas que han dejado sus bicicletas paradas por un momento....es que ese bar nos va a gustar.


Y en este caso también se cumplió nuestro pronóstico y el rato que pasamos allí sentados nos supo a gloria.


A partir de este punto el asfalto cambia y la carretera se estrecha pero el paisaje sigue siendo espectacular.


Para cambiar de valle tenemos que pasar el Puerto de Montenegro y este es el trazado que nos espera


No pensábamos que el asfalto estuviera tan bien como nos lo encontramos siendo una carretera un tanto perdida y con muy poca (por no decir nula) circulación.


También es límite entre La Rioja y Castilla y León.


Las vistas panorámicas son  preciosas.


En la bajada del puerto encontramos un pequeño atasco que nos hizo ralentizar la marcha.


Y una vez terminada la bajada del puerto y ya en el valle del río Iregua, hicimos una parada en Villanueva de Cameros para comer.



Con el estómago bien servido continuamos con la parte final de la ruta, aún nos quedaba por ver un lugar donde parar no es una opción, sino una obligación.

El mirador del Cañón del río Leza





Después de pasar una serie de pueblos que parecen olvidados y en medio de la montaña, la carretera empieza a empinarse y el asfalto mejora hasta llegar a este mirador.



Además de admirar el paisaje, también pasamos un rato muy entretenido viendo a los muchos buitres que viven aquí planeando sobre nosotros.


Fue la guinda del pastel o la traca final a una ruta motera muy bonita, muy bien señalizada y que hace honor al número de curvas que promete.

Cuando regresamos a Logroño todavía nos dio tiempo a darnos una ducha rápida y salir a pasear un poco más y ver los sitios que nos faltaban por visitar.

Teatro Bretón de los Herreros


Y por supuesto, la calle Laurel.


Estando en Logroño hubiera sido un sacrilegio no haber paseado por esta calle, típica del casco antiguo, donde se acumulan los bares de tapas tan visitados por los turistas y vecinos.


La oferta que ofrece cada uno de ellos es tan amplia que no hay sitio para todas en la barra.




Nosotros también pedimos unas tapas para celebrar el gran día que habíamos pasado


Y de postre unos helados antes de despedirnos de Logroño al día siguiente.


Para el tercer día de nuestras vacaciones nos esperan los Pirineos.


A las 9:00 ya estamos sobre la moto y salimos dirección Pamplona, hacemos una parada en un área de servicio junto al circuito de velocidad "Los Arcos" para desayunar.


Pasado Pamplona nos metemos en faena poniendo rumbo hacia las montañas que se alzan a nuestra izquierda.

Cruzamos el valle del río Salazar para calentar los flancos de los neumáticos, luego subimos un puerto muy corto en kilómetros pero muy revirado y divertido.


Seguidamente nos metemos de lleno en el Valle de Roncal, la carretera no tiene ni un kilómetro seguido en linea recta, buen asfalto y parece que nos han cerrado la carretera para nosotros porque no nos cruzamos con nadie.



El baile con la moto trazando curvas no para ni un momento, salvo cuando ponemos pie a tierra para hacer fotos.

Fijaros en lo que dice el gps: NA-176/ A-176, una carretera para guardar dentro de los mejores tramos que podamos hacer en moto.


Y además paramos justo en el límite entre Navarra y Aragón.


Cruzamos los pueblos de Ansó y Hecho, e incluso cruzamos alguna montaña que se interponía en nuestro camino.









Un desvío a la izquierda nos llevará por una carretera que no tiene salida hacia el pueblo de Siresa, al fondo tenemos una estampa montañosa impresionante


Y según avanzamos el paisaje y la carretera se vuelven más bonitos si cabe.


Tenía anotado un lugar que para nosotros era desconocido hasta que vimos fotos de el y en este viaje teníamos que visitarlo.

Fotos de aproximación al lugar





Cuando las montañas casi no dejan sitio a la carretera para pasar entre ellas aparece el cartel


Y de verdad parece que nos metíamos en la mismísima Boca del Infierno





Pero la sonrisa no se nos borraba de la cara





Y una vez que nos hemos metido en la Boca del Infierno quisimos "tocarle la campanilla".


Toda esta zona forma parte de la Selva de Oza y hasta ahora era una gran desconocida para nosotros.








Finalmente el paisaje se abre y llegamos hasta un área de recreo con refugio de montaña, no seguimos más allá porque según Google Maps el asfalto deja bastante que desear y luego la carretera no tiene salida.


Nos toca dar la vuelta y desandar lo andado, pero cuando se trata de ver estos lugares tan bonitos no importa verlos dos veces.

Por la carretera que nos lleva hasta Jaca nos cruzamos con un montón de moteros que también andan de viaje por aquí.

En Jaca ya hemos estado en otras ocasiones y esta vez haremos una parada corta porque el hambre llama a la puerta de nuestros estómagos.

Había que buscar la sombra porque el calor que estaba cayendo era importante, el termómetro de la Pan no se movía de los 35ºC.


Cambiamos caballos de metal por caballos de carne y hueso??


En la Ciudadela de Jaca nos quedamos preocupados porque esta vez no vimos los ciervos que suele haber en el foso.


Plato combinado bien lleno para reponer fuerzas.


En Sabiñánigo tenemos reservado alojamiento así que en un abrir y cerrar de ojos estamos guardando la moto en el garaje del dueño, que muy amablemente nos presta este sitio (sin coste adicional), para que duerma "a cubierto" esta noche.


Ducha, descanso y con ropa más cómoda damos un paseo corto por la ciudad





Lo justo para que nuestras piernas busquen una terraza donde reponer líquidos, porque el calor no baja y no es cuestión de deshidratarnos.


Tuvo que llegar la noche para que la temperatura descendiera un poco y en la terraza del alojamiento se estaba la mar de bien.


El cuarto día es uno de los "grandes" dentro del plan de nuestras vacaciones este año. La ruta la conocemos de otras ocasiones pero decidimos volver a hacerla si la previsión del tiempo era buena, y amaneció un día increíble.

Nosotros llamamos la ruta de hoy "Puertos del Tour", hace poco más de una semana estaba viendo en la tele como los ciclistas de la Vuelta Gala subían alguno de los puertos que íbamos a hacer hoy.

Paisajes, carreteras, ambiente motero y si añadimos el detalle de cambiar de país hacen de la ruta una delicia.

Este el el rutómetro para el día de hoy


Salimos de Sabiñánigo temprano y a partir de Biescas, por los auriculares de nuestros cascos se repite una y mil veces la frase: "mira que bonito!!".



Los kilómetros se pasan muy despacio porque cada dos por tres estamos parando con el móvil en la mano para hacer fotos.


Subimos hasta Baños de Panticosa por la famosa carretera que se corta alguna vez en invierno cubierta de nieve, dejando a los huéspedes del Balneario incomunicados varios días.




Seguimos dirección Francia subiendo el Puerto del Portalet y es una lástima el estado en el que está el asfalto, cuanto más cerca estamos de la frontera más agujeros y baches encontramos. Aquí si que nos hubiera venido bien una moto "Trail".


Al entrar en Francia el asfalto es perfecto, bajamos el puerto siguiendo el valle y podemos ver como muchos franceses tienen allí montado su lugar de vacaciones, bien en caravana o en tienda de campaña, aprovechando el río para bañarse y tener agua bien fresca.

Antes de llegar a Laruns y girar a la derecha para subir el Col du Aubisque nos metemos de lleno en la niebla, parece mentira que de un cielo despejado pasemos a estar metidos dentro de las nubes.

En un mirador que hay poco antes de llegar a la cima del Col sacamos la cabeza por encima de las nubes y volvemos a ver "cielo azul"







La verdad es que el momento es para recordarlo y grabarlo a fuego en la memoria




Con tanta parada por el camino, nos ha costado llegar arriba más tiempo que a los ciclistas, pero al final lo conseguimos.




Seguimos a por el siguiente puerto que es el Col du Soulor, para los que no hayan estado por allí es como ir del Puerto de Cotos al Puerto de Navacerrada porque apenas hay diferencia de altura, pero la carretera aquí es "una pasada", al borde del precipicio y cortada a pico y pala siguiendo la falda de la montaña.
















Col du Soulor en el bote




Cuidadín!!! jallll!!!.....siete caballos vienen de Bonanzaaaaaa!!!!!


Ahora nos reímos pero hay que tener cuidado porque estos bicharracos se arriman a las motos de tal forma que parece que quieren subirse y marcharse a dar una vuelta.

Como en Francia los horarios de las comidas no los tienen tan desarrollados como aquí, acostumbran a comer a la hora del aperitivo por lo que en otras ocasiones nosotros aprovechamos a parar en un Carrefour que tenemos localizado en Luz-Saint Sauveur y compramos unas viandas para comer a nuestra hora.....pero casualmente hoy es Domingo y el Carrefour lo han cerrado a las 12:30 por lo que no tenemos más remedio que conformarnos con unas ensaladas de las que hacen allí, que por lo menos son bastante completitas.


Con la ensalada en el cuerpo nos preparamos para subir un coloso mítico en los Pirineos, el Col du Tourmalet


La subida la hacemos a ritmo tranquilo, mirando el paisaje, adelantando a menos ciclistas de los que esperábamos siendo domingo y con un tiempo tan bueno como el que nos hacía, saludamos a "mil" moteros con los que nos cruzamos en la carretera y, llegados a la cima...tras esperar nuestro turno porque todo el mundo quiere hacerse la foto, nosotros también nos llevamos nuestro recuerdo.












Nada más terminar la bajada al Tourmalet ya estamos bajando marchas para comenzar la subida al último puerto que nos queda hoy, el Col du Hourquete d´Ancizan




Con unas vistas que nos dejan alucinados un buen rato.


Y subiendo hasta aquí arriba terminábamos por hoy el poker de puertos franceses que teníamos apuntados en nuestro libro de ruta.

Volvemos a España por el Túnel de Bielsa, pillamos incluso el semáforo en verde y no tuvimos que esperar un rato como otras veces a que nos dieran paso.

Según salimos del túnel "nos dejamos caer" (porque la carretera es una cuesta abajo interminable) hasta Ainsa donde tenemos nuestro hotel reservado para las próximas dos noches.


Según entramos a la habitación nos vamos de cabeza a la ducha para quitarnos la sudada que llevábamos encima, y después de una buena ducha, recuperamos las ganas de salir a dar una vuelta por el pueblo que es una maravilla.













Vaya "pajarraco" estoy hecho.



Mañana seguimos con más rutas y más lugares bonitos para ver, así que por hoy solo nos queda una cenita y a descansar.


 Para nuestro cuarto día tenemos una "ruta de mañana" y una "ruta de tarde"


Vamos a visitar el pueblo de Alquezar, nos habían hablado muy bien de este pueblo y también estaba en la carpeta de "pendientes" hace tiempo,por lo que, de esta vez no podía pasar el conocer tan famoso pueblo aragonés.

Por la noche hemos dormido con el aire acondicionado de la habitación así que, desayunamos pronto para no pasar mucho calor en la ruta.


Bajamos por la A-138 hasta Barbastro, una carretera perfecta para calentar motor y ruedas, con curvas fáciles y asfalto impecable.

Abizanda, un pueblo al lado de la carretera que nos recuerda a Puentedey (Burgos) por el hueco en la piedra que se ve al fondo.


Y al otro lado del Embalse de El Grado también nos llama la atención una inquietante edificación con una torre muy alta, entre nosotros comentamos que parecía una cárcel tipo Alcatraz, pero luego la wikipedia nos cuenta que se trata del Santuario de Torreciudad donde se guarda una talla románica de la Virgen María.



En poco más de una hora desde que salimos del hotel ya estamos entrando en Alquezar.


Y verdaderamente las buenas recomendaciones que nos hacían del pueblo no exageraban porque desde lejos ya podemos asegurar que nos parecía precioso.





Dejamos la moto aparcada en las afueras, hay varios parking gratuitos y señalizados, puesto que por el pueblo no se puede circular. Las maletas y el baúl se quedan llenos con los dos cascos, los guantes y los chaquetones, nos hubiera gustado dejar también los pantalones largos que llevábamos puestos o más bien pegados, pero el escándalo en el pueblo estaría garantizado y no era plan.



Con el plano de Alquezar que nos dan en la Oficina de Turismo empezamos el paseo por sus calles.


























Además del imán de recuerdo que compramos para la colección, no pudimos resistirnos a la llamada de unos Dobladillos de Alquezar que nos gritaban desde el otro lado del cristal.








En pocas palabras podemos decir que nos encantó el pueblo por su estado de conservación y por su belleza. Hemos dejado como excusa para volver en otra ocasión el hacer las Pasarelas del Vero, así que repetiremos visita en el futuro.

La vuelta a Ainsa la tenemos prevista hacer por la A-2205, una carretera que cuando la vi en el mapa me gustó por lo revirada que era, luego me mosqueó por si era una de esas carreteras olvidadas en la España profunda, con agujeros repartidos por todo el camino, pero las muchas veces que recorrí la carretera con el Street-view no me pareció que fuera el caso. Y ya en el terreno decir que la recomendamos al 100% por su trazado y porque al cruzar parte del Parque Natural de los Cañones del Guara tiene unos paisajes maravillosos.

Comemos en el hotel y dejamos que baje el calor con una siesta en la habitación y el aire acondicionado a todo trapo.

La tarde la empleamos en hacer una ruta corta hacia el Congosto del Ventamillo


Otro paraje natural en el que la carretera se abre paso entre las paredes de la montaña




Hacemos el tramo hasta llegar a Castejón de Sos, disfrutando de la carretera y de sentirnos muy pequeños con esas paredes de roca sobre nuestros cascos.













Tenemos para mañana etapa larga por lo que nos vamos a dormir pronto para madrugar y quitarnos todo el calor que podamos antes de llegar.

Y de los 570km de autovía que hicimos hasta llegar a la playa solo podemos decir que paramos una sola vez en un área de servicio pasado Zaragoza que nos trasladó a los EE.UU y su Ruta 66

Se llama Ruta 23 y por la cantidad de coches-motos y camiones que vimos parados debe tener mucho éxito, muy completa para hacer un alto en el camino y comer algo rápido o con más calma y además nos atendieron fenomenal.


Cuando llegamos a la costa la moto se movió menos y los días que nos quedaban en nuestras vacaciones los disfrutamos de otra forma.


Saludos a todos y nos vemos en la próxima.