lunes, 1 de marzo de 2021

RUTA FIN DE SEMANA ENTRE CONFINAMIENTOS Y CIERRES PERIMETRALES.

 Después de un año entero sin hacer una escapada de fin de semana en moto había llegado el momento.

Estamos librando y el tiempo para los próximos días va a ser primaveral a pesar de no haber terminado aún el mes de Febrero.

Por culpa del Covid y las restricciones, tenemos nuestra Comunidad recorrida de arriba a abajo y de izquierda a derecha en estos últimos meses, así que la alternativa nos la da Extremadura que abre las restricciones de movilidad y se puede llegar sin peligro de que nos paren y nos casquen una multa.

Las bolsas interiores de las maletas estaban perdidas en el armario y con cuatro cosas ya están preparadas para salir de ruta.


Salimos con la emoción del primer viaje y en un suspiro nos plantamos en la N-502 que a esta hora de la mañana es para nosotros solos, muy pocos coches, asfalto perfecto para ir enlazando las mil curvas que encontramos por esta Ruta de la Villuercas.


Hacemos una parada en el mirador del Estrecho de la Peña Amarilla. Desde este balcón nos asomamos al paisaje que momentos antes habíamos recorrido por esos montes que ahora dejamos atrás.


Parece ser que el color amarillo de estas montañas es debido a unos líquenes que se pegan a la roca y le dan ese color tan vistoso. 


Seguimos nuestro camino y poco después estamos a las puertas de uno de los pueblos más bonitos de España como así anuncian los carteles a la entrada.


Dejamos bien aparcada la moto, a salvo de conductores despistados que quieran aparcar "de oido" y nos dirigimos directamente a la Plaza Mayor que es donde se concentra la animación del pueblo.


Las tiendas de recuerdos abiertas de par en par y con ganas de hacer venta, ya tienen todo el género expuesto para los muchos visitantes que ya hay por las calles.


La fachada del Monasterio de Guadalupe preside la Plaza, guardando a la patrona de Extremadura.


Nos damos un pequeño paseo por los rincones escondidos que merecen una visita.




Es la hora del almuerzo y las mesas están muy cotizadas por lo que no perdemos más tiempo en paseos y pillamos la primera mesa que queda vacía.


El pincho de morcilla de Guadalupe no nos podía faltar porque ese era uno de los principales motivos de la visita al pueblo.


Con el pincho de morcilla en el cuerpo la vida se ve mucho mejor y nos da fuerzas para continuar ruta


Una hora de carretera paisajistica nos separaban de un restaurante que un compañero de trabajo me había recomendado y que no podíamos dejar de visitar.




Restaurante el Parador, situado en el pueblo de Conquista de la Sierra, merece la pena visitarlo y mucho más cuando el dueño se portó como si nos conociera de toda la vida, nos trató fenomenal y la comida no se quedó atrás, todo riquísimo. 




El interior del restaurante es un pequeño museo con objetos moteros-militares que decoran las paredes del local.


Casi empieza a faltarle sitio para encontrar un hueco para tantos regalos que le llevan los moteros que por allí paran.




Con toda la pereza del mundo, porque eso es lo que pasa cuando tienes el estómago llenom volvemos a coger la moto para continuar cruzando grandes dehesas de encinas y alcornoques por donde viven a sus anchas esos cochinos de color negruzco que están tan ricos cuando nos los presentan en finas lonchas 




Nuestra siguiente parada la tenemos marcada en el Parque Nacional de Monfrague





Sobre nosotros sobrevuelan un gran número de buitres que tienen en este roquedo su lugar de anidamiento.






El río Tajo, con un imponente caudal, separa ambos lados del estrechamiento montañoso y sigue camino hacia Lisboa.

Nosotros seguimos el nuestro hasta Plasencia que es donde terminaremos por hoy nuestra ruta.



Después de dejar nuestras cosas en el hotel nos vamos a disfrutar del ambiente que tiene la Plaza Mayor con su Abuelo Mayorga encaramado a la torre de la campana 


Otra plaza mayor en la que coger una mesa libre es una suerte que no dejamos escapar.


Nos queda ir a descansar de un día largo pero bien aprovechado, mañana tenemos otra ración de curvas, paisajes y buenos momentos sobre la moto.



Nos levantamos con ganas de seguir montando en moto, un día espectacular nos espera y para coger fuerzas nos bajamos a la cafetería a dar buena cuenta del desayuno.


Así da gusto empezar el día, desayuno en la mesa, moto en el parking, sol en el cielo, no nos falta de nada.


Salimos de Plasencia subiendo por la carretera del Jerte para hacer una visita a un mirador que no conocíamos, se llama Mirador de la Memoria en recuerdo de las victimas en la Guerra Civil.



Se encuentra al borde de la carretera que sube hacia el Tormo y desde aquí se ven unas vistas estupendas del valle valle aunque todavía falta el toque de color del cerezo en flor.



Bajamos por el Rebollar y subimos hacia el Piornal parando antes en un lugar un poco escondido pero que cada vez tiene más visitas.


Es la Cascada del Caozo y en esta época del año, con el deshielo y las últimas lluvias está increiblemente bonito.


Nuestra suerte ha sido que llegamos a buena hora y no hay mucho visitante, se sube andando un pequeño tramo que con la ropa de moto se puede hacer perfectamente.


Cuando volvemos a la moto está llegando la avalancha de coches y el sitio para aparcar no abunda por lo que os recomiendo hacer esta visita un día entre-semana o a primera hora del día si es en fin de semana.

Dejamos la cascada y seguimos la carretera serpenteante de subida al Puerto del Piornal con parada para mirar el paisaje desde aquí arriba. 


Han dejado muy bonito esta parte final del puerto y apetece tomarse con calma este día motero.


Volvemos hacia casa por la carretera de la Vera, todos los pueblos por los que pasamos tienen el apellido "de la Vera", Seguimos pasándolo como hacía tiempo que no lo hacíamos sobre la moto, asfalto perfecto y no demasiado tráfico para ser domingo.

Cuando queremos darnos cuenta ya es hora de comer y los domingos son el día de la paella


La última parte de la ruta la hacemos por la carretera del Tietar, un poco más sosa y aburrida y como queremos estirar el día todo lo posible hacemos una última parada en una terraza para el tomarnos un café que pone fin a este fin de semana tan especial después de pasar la sequía de no poder salir apenas por culpa del Covid.


Esperamos que sea el principio de la vuelta a la normalidad y podamos repetir nuestras salidas más a menudo.

Un saludo.